Tras morir Buda en torno al año 400  a.C. su cuerpo fue quemado con leña tal y como prescribe el budismo, y sus cenizas se repartieron por diversos lugares del mundo, en los cuales se edificarían templos.

   Entre los restos que se repartieron  estaba un diente canino que actualmente se venera en el “Santuario del diente de Buda”, situado en la ciudad de Candy (Ceilán), y que atrae a numerosísimos turistas, fieles y curiosos.

  Esta reliquia tuvo una historia bastante azarosa, ya que le atribuyeron propiedades maravillosas, tales como la capacidad de hacer milagros o de garantizar a su poseedor el poder sobre el territorio, lo cual daría lugar a gran número de disputas por conseguirlo. Se cuenta que incluso cayó en manos de un rey que trató de destruirlo sin éxito. También sufrió varios traslados intentando evitar su robo. Durante un tiempo fue custodiado por el rey de Kalinga (India), pero sintiéndose amenazado por otro más poderoso, encomendó a su hija la princesa Hemamali que lo transportara a la isla de Ceilán, lo cual realizó con éxito escondiéndolo en su pelo.

   Al ocupar los portugueses la isla lo trasladaron a la ciudad de Goa, en la India donde fue destruido para eliminar la superstición. Sin embargo se dice que esto no llegó a ocurrir, y que en su lugar pulverizaron un fragmento de hueso a cambio de una importante suma de dinero ofrecida por un creyente adinerado.

   Reapareció poco tiempo después, volviendo a Ceilán, donde el rey de Candy le hizo construir un templo con la ayuda de los holandeses, que habían expulsado a los portugueses, y en el que aún se conserva dentro de un relicario de oro.

   Cuando los ingleses ocuparon la isla en a principios del siglo XIX abrieron el relicario, en cuyo interior no había ningún diente sino un fragmento de hueso, pero respetaron la reliquia para evitar conflictos con los habitantes.

   Actualmente los recipientes que lo contienen (hay 7, cada uno dentro de otro), se muestran al público tres veces al día entre redobles de tambores y fuertes medidas de seguridad. En ningún caso se permite a nadie ver directamente el diente.

   Una vez al año tiene lugar el festival de “Esara Perahera” durante el cual una réplica del diente se pasea en procesión por las calles de Candy junto a bailarines y elefantes profusamente adornados.

   Las siguientes imágenes muestran el templo del diente en Candy, la imagen de Buda,  y delante de él, el relicario que lo contiene.

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